La 47ª versión del Festival de la Vendimia de Molina se caracterizó por su ecléctica propuesta musical, que incluyó desde el ritmo urbano de Pailita y Jairo Vera hasta la fusión andina de Inti Illimani con la Orquesta Huambaly, sin olvidar la cumbia de Santa Feria. Sin embargo, fueron los encargados de la cuota romántica, Luis Jara y Álvaro Torres, quienes protagonizaron las dos caras de la moneda.
Luis Jara, quien se presentó el viernes 7 de marzo, ofreció un espectáculo cargado de emoción, combinando sus clásicos con nuevas canciones. El artista chileno no dudó en bajar del escenario para interactuar con el público e incluso invitó a una fanática a cantar junto a él. En conferencia de prensa, Jara destacó su filosofía de «no enfrentarse al público«, sino dejar que este decida si lo aplaude o no. Su estrategia, sin duda, fue un éxito.
Por otro lado, Álvaro Torres, «el último romántico«, enfrentó una situación más compleja. Su presentación del sábado se retrasó más de una hora y media debido a problemas técnicos en la competencia folclórica. Cuando finalmente pudo subir al escenario, el salvadoreño se mostró visiblemente afectado por un resfriado, que le provocó disfonía. A pesar de su esfuerzo, el cambio de clima y el viento precordillerano le jugaron una mala pasada, obligándolo a acortar su show. Con profesionalismo y humildad, Torres agradeció la comprensión del público, reconociendo que había sido una de sus peores noches como cantautor.
A pesar de los contratiempos, el Festival de la Vendimia de Molina fue un éxito rotundo, con una asistencia estimada de 250 mil personas durante los tres días, según el alcalde Felipe Méndez Guzmán.
Y la fiesta del vino continúa en la Región del Maule, ya que del 21 al 23 de marzo se realizará la Vendimia de Curicó, con una parrilla artística igualmente atractiva.
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